LA ENERGÍA DE LA CONSCIENCIA

La voluntad es la energía que permite el despliegue del ser. 

La conciencia le brinda una orientación, una dirección para darle sentido.  La noción de conocimiento intelectual, un conocimiento adquirido reconocido por la sociedad humana, nos resulta familiar. Es difundida, entre otros modos, por los discursos y los escritos.

En el origen, este conocimiento suele estar inspirado por un conocimiento sutil, aunque no seamos conscientes de ello. Eso explica las impresiones y las intuiciones que nos guían, incluso si no hemos concientizado una estructura o una lógica para tal efecto.

La conciencia es, pues, lo que nos permite relacionarnos con el conocimiento sutil que da sentido a nuestra vida. Tal sentido es esencial para crecer en armonía, equilibrio y salud. 

Sin embargo, en cuanto el Ser, en algún área de su existencia, experimente una falta de sentido, sufrirá una incomodidad y una contracción. Se sentirá totalmente equilibrado cuando cada uno de sus pensamientos, cada una de sus palabras, de sus acciones y cada uno de sus gestos tenga un sentido, vale decir, colabore con un recorrido que lo conduzca hacia sus ideales, determinados por su conciencia.

Recordemos que la conciencia está presente no sólo en el cerebro, sino también en toda la estructura celular. Así es importante apuntar a un estado de ser donde los diferentes aspectos de la vida tengan sentido, coherencia. Cuanto más intensifiquemos esa elección, más estaremos en condiciones de desarrollar nuestros poderes y potenciales.

En otra palabras, si uno o varios aspectos de nuestra vida carecen de sentido, tendremos dificultades para utilizar nuestro potencial. En cambio, para desarrollarlo, debemos sentir aquella energía poderosa de la conciencia e intensificarla.